documentos de pensamiento radical

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jueves, 25 de septiembre de 2025

Jorge Riechmann. Una poesía de los vínculos. Antología de textos sobre poética (fragmento V)


 

 

De Resistencia de materiales. Ensayos sobre el mundo y la poesía y el mundo (1998-2004) (Montesinos, 2006)

 

6

No cabe ignorar que hay en la poesía, con independencia de que aborde o no temas “sociales”, un elemento intrínsecamente cuestionador, subversivo, insurreccional. Con sus recursos propios, metonímicos y sobre todo metafóricos, lo que la poesía hace incesantemente es aproximar lo lejano, conectar lo desconectado, establecer vínculos que antes no existían. Este trabajo de creación de vínculos, ínsito a la función poética del lenguaje, resulta profundamente perturbador para el orden de las categorías establecidas: se trata de una potencia dinámica que continuamente busca poner en movimiento lo quieto, y sin cesar desbarata los equilibrios estabilizados.

La función poética del lenguaje pone siempre en acción esa dimensión crítica. Pero se puede ir un paso más allá y señalar que igualmente pone en acción una dimensión utópica, en la medida en que remite, de alguna forma, a un profundo anhelo de unidad total. Señala un horizonte utópico de vinculación entre lo vivo y lo inanimado, entre lo visible y lo invisible, entre lo próximo y lo lejano.

No hay ser humano sin lenguaje, no hay lenguaje sin metáfora, y no hay metáfora que no ponga en movimiento esta doble dimensión. Dimensión crítica –puesta en entredicho de los sistemas categoriales petrificados— y dimensión utópica –sueño de vinculación cósmica— consustanciales a la función poética del lenguaje en todos sus usos, y no sólo en los usos poéticos del mismo. (…)

 8

Poder no es solamente que Fulano imponga su voluntad sobre Mengano pese a la resistencia de este, en un conflicto abierto y observable. Es también, por ejemplo, lograr definir el lenguaje con el que se plantea un problema (y condicionar así las posibles soluciones). Y vale la pena observar que una forma de poder como esta última sólo puede entenderse en términos de fuerzas colectivas (desafiando así los presupuestos del individualismo metodológico que prevalece en las ciencias sociales).

De forma que una parte sustancial de la dominación se ejerce siempre a través del lenguaje: no a través de la coerción directa, sino mediante el monopolio de las definiciones de la realidad. Con la separación entre lo nombrable y lo innombrable, entre lo pensable y lo impensable, entre lo posible y lo imposible...

Cómo podría entonces la poesía permanecer ajena a la cuestión del poder... (…)

Por tanto, un elemento programático: nos comprometemos no sólo, ni principalmente, porque sean posibles la belleza, la justicia y la libertad (ni mucho menos porque estén garantizadas), sino sobre todo para que sean posibles.


12

¿Puede ayudar la poesía? Quizá con su capacidad de extrañamiento. Ver el mundo con ojos nuevos es una condición previa para poder transformarlo, y la poesía, que nos ayuda a des-automatizar la mirada y la expresión, nos permite ver el mundo con ojos nuevos. (…)

Capacidad de extrañamiento de la poesía, en un doble sentido: extrañarnos es asombrarnos, y también es distanciarnos, sumergirnos en la alteridad. Cuando la poesía es anhelo de lo otro, resulta natural la alianza con la revolución. (…)

 

13

¿Qué puede la poesía?, les preguntan una y otra vez a los poetas. La poesía puede recordarnos que somos mortales; que la frágil lumbre de la conciencia está entretejida de palabras, y que estas son material inflamable; que no tenemos que aceptar las definiciones de lo nombrable y lo innombrable impuestas por el Amo; que la belleza siempre está ahí, dispuesta o posible; que la tragedia forma parte de nuestra condición; que el ser humano aspira a lo abierto y merece superar los espacios de reclusión y oclusión.

La poesía (en su doble función celebratoria y crítica) puede mantener abierto el mundo, en positivo, o al menos –en negativo– oponer resistencia a su oclusión. Desde esta perspectiva, arte y poesía son imprescindibles e insustituibles.


15

La forma más básica de compromiso es el estar juntos duraderamente: esto tiene más que ver con el “arte de amar” que con las políticas de partido.

El problema que se planteaba a comienzos del siglo XX era el hombre sin atributos. El que se nos plantea a comienzos del XXI es el ser humano sin vinculaciones.

En una época en que el descompromiso, la evasión de responsabilidades, la extraterritorialidad de los poderes dominantes y el “arte de la fuga” se han convertido en el arma principal para ejercer el dominio, una poética resistente es, antes que nada, una poética de la vinculación. (…)


SOBRE LA AMABILIDAD Y LA DESESPERANZA

(AUTOINTERROGATORIO) [fragmentos]

 

¿Una definición muy breve de la poesía? Lo contrario del show-business, en todos los sentidos. (…)

¿Cambios en tu poesía reciente? En el año cero cero sustituí la mesa de trabajo por la hamaca de trabajo, lo cual tuvo consecuencias poéticas.

¿Manifiestos, grupos de escritores, salones de independientes? Nos orientamos por el sol, la luna y el lucero de la mañana. La independencia se demuestra practicándola, no proclamándola. (…)

¿No resulta un poco excesiva tanta queja contra la “poesía oficial”? Uno no puede querer a la vez estas dos cosas: por una parte acampar en lo agreste, fuera de los muros de la ciudad, y gozar de la libertad del ermitaño; y por otra parte estar en las mesas de todas las tabernas, en los tabancos de todos los mercados, y ser invitado a todas las fiestas. Amigo, hay que elegir.

¿Pero la poesía no precisa justificación? Todos tenemos que intentar dar razón de lo que somos y lo que hacemos; pero mucho depende de dónde, cuándo, por qué y ante quién. (…)

¿Poesía comprometida? Oí alguna vez a alguno de los poetas “novísimos” –quizá Guillermo Carnero, o Luis Antonio de Villena— que su opción, en los años sesenta, había sido vivir y crear como si el franquismo no existiese. Creo que mi opción, a partir de los años ochenta, fue vivir y escribir como si el capitalismo existiese, y como si la democracia pudiera existir. (…)

No me convence. De nuevo: ¿para qué la poesía? La poesía nos recuerda siempre que venimos del extravío, que avanzamos extrañándonos, y que nos sustenta algo que sólo atinamos a nombrar: enigma. Es el castizo Cristóbal de Castillejo (1494-1550), censor de las italianizantes modas importadas por Garcilaso y Boscán, quien –malgré lui— acierta a captar en tres endecasílabos más que brillantes el temblor de alteridad y de deseo sin el cual enmudece la poesía: “...y oyéndoles hablar nuevo lenguaje/ mezclado de extranjera poesía,/ con ojos los miraban de extranjeros”. Ese hablar nuevo lenguaje y esa mirada de extranjería son lo propio del poeta. En fin: una abeja en el corazón, por sugerirlo con la imagen del chileno Rosamel del Valle.

Perdona que insista. ¿En qué medida la poesía ayuda, auxilia? Por los caminos de la poesía, uno encuentra palabras que son suyas. Palabras que por supuesto proceden del acervo común, del gran bosque compartido del lenguaje, pero que al mismo tiempo son irremediable e intransferiblemente suyas. Como todo ser humano necesita palabras así –porque todos y todas necesitamos ser acogidos en el mundo–, la búsqueda del poeta puede ser inspiradora para los demás, y ayudarles. (…)

Pero la belleza... La belleza y la justicia son seguramente las dos grandes cuestiones en la vida del ser humano; correlativamente, las dos grandes dimensiones de la poesía son celebración y crítica.


POESÍA, RADICALIDAD: UNA AUTOCRÍTICA

(A PROPÓSITO DE LA ANTOLOGÍA FEROCES) [fragmentos]


4

Los poetas malditos no me interesan en cuanto malditos: me interesan en cuanto poetas. (…) Son los otros quienes maldicen al poeta maldito. Este no debería aborrecerse a sí mismo: tiene asuntos más importantes que atender. Le enamoran los saberes y sabores de la poesía.

A los quince años el rechazo absoluto puede ser puro. A los cuarenta sólo puede tratarse de estulticia, o de impostura (uno ya sabe todo el no que hay dentro del sí, y todo el sí que cabe en el no).

Conviene no confundir la extravagancia del corte de pelo con la radicalidad de los planteamientos vitales.

 

5

No veo necesaria una ruptura con la poesía de los últimos años, lustros o decenios: durante todo este tiempo hubo poesía admirable con la que uno puede enlazar. Seamos dadaístas –cuando hace falta– en lo esencial, pero nunca en lo insignificante. Me resultan ajenas tanto la beatería de la tradición como la estridencia del adanismo, lo que alguna vez he llamado la “ilusión del absoluto comienzo”.

En cada momento histórico, incluso en los de predominio más aplastante de una opción estética determinada, hubo otras tradiciones minoritarias, más o menos sumergidas, que forman parte de la historia en igual medida que la(s) tendencia(s) principal(es). Hacer aflorar estos veneros ocultos es más importante que descubrir Mediterráneos. (...)

En poesía, la ferocidad más o menos truculenta está más vista que el tebeo. Del malditismo prêt à porter se han explorado todas las gamas, tejidos y tonalidades. Lo que no está visto, lo que resultaría verdaderamente raro y original –pero tiene pocas posibilidades de atraer los focos de los medios masivos–, es lo que podríamos llamar poesía social en su verdadero sentido (no lexicalizado): la del poeta, escriba como escriba, comprometido prácticamente con los movimientos sociales emancipatorios de su tiempo. (No hay, claro está, una sola línea de escritura ni un sólo criterio estético compatible con este compromiso práctico.) (…) No me basta con saber, pongamos por caso, que el mundo es una gran prisión: quiero conocer a los carceleros y a los presos con nombres y apellidos.


7

Ser una víctima no confiere ninguna calidad moral especial. Ser marginado no proporciona ninguna superioridad ética. Hay que luchar contra las fuerzas y las estructuras que provocan daño y marginación, pero sin engañarnos sobre lo que estamos haciendo. El victimismo es uno de los peores posibles puntos de partida para cualquier cosa que uno desee hacer.

En tiempos en que la propaganda comercial recurre abundantemente a marbetes como radical (para promocionar una línea de refrescos, por ejemplo) o extremo (para promocionar videojuegos violentísimos, por ejemplo), no estará de más recordar que lo que nos interesa a los refractarios (cuánto me gusta la palabra que empleaba René Char) no es situarnos en los extremos del orden vigente, amparándonos en una tolerancia inversamente proporcional al peligro del desafío, sino quebrar ese orden, fundar otra ciudad.



Jorge Riechmann. Una poesía de los vínculos. Antología de textos sobre poética. Edición y selección de Alberto García-Teresa. Ed. Lastura, 2025

miércoles, 24 de septiembre de 2025

Jorge Riechmann. Una poesía de los vínculos. Antología de textos sobre poética (fragmento IV)


 

 

De Una morada en el aire. Diario de trabajo

(18 de agosto de 2002 a 18 de agosto de 2003) (El Viejo Topo, 2003)


La palabra clave no me parece comunicación, ni tampoco conocimiento, sino más bien búsqueda, indagación.

Se trata de una forma de existencia. Quien la practica vive una intensa sensación de libertad interior y verdad subjetiva. Como toda liberación, aspira a serlo de todos y todas. Como toda verdad, es potencialmente universal.

Pero hay que subrayar el aspira a, el potencialmente. No debe ocultársenos que hay condiciones previas necesarias para desembocar en esta búsqueda –condiciones educativas generales, y decisivos encuentros biográficos que sólo pueden ser contingentes–: condiciones que, de hecho, circunscriben esa universalidad potencial a una actividad de círculos relativamente reducidos.

¿Hay que obsesionarse con ello? Creo que no. En este sentido, la situación de la poesía no debe de ser muy distinta de aquella en que se encuentran la sabiduría taoísta, la filosofía epicúrea o el cristianismo de base: universalidad potencial y encarnación minoritaria.

¿Quiere eso decir que hay que renunciar a ampliar esos pequeños círculos, a la predicación de la buena nueva? Nada de eso, porque cada persona cuenta. Huyendo, eso sí, del exceso de celo misionero, hay que tener claro, no obstante, que poseemos –o más bien nos posee— una verdad preciosa, y que conviene intentar regalarla a otros igual que a nosotros nos fue regalada. Vivir en poesía es una buena forma de vivir.


Jorge Riechmann. Una poesía de los vínculos. Antología de textos sobre poética. Edición y selección de Alberto García-Teresa. Ed. Lastura, 2025

martes, 23 de septiembre de 2025

Jorge Riechmann. Una poesía de los vínculos. Antología de textos sobre poética (fragmento III)


  

 

De Canciones allende lo humano (Hiperión, 1998)

 

 

 

EL DERROTADO DUERME EN EL CAMPO DE BATALLA

 

 

“...porque el fascismo es, en primer lugar, esa incapacidad de entrever la poesía en la dura y buena prosa cotidiana, esa búsqueda de una poesía falsa, enfática y excitada”.

Claudio Magris.

 

“La poesía es dinamita para todos los órdenes establecidos de este mundo”.

Heinrich Böll.

 

 

1

La poesía da nombre. El poeta persigue el empeño, quimérico e irrenunciable a la vez, de atinar con el nombre verdadero de las cosas. Nombrar es transformar la realidad: la realidad nombrada no es la misma que el caos precedente a ese acto primordial. La poesía no es arma voluntariosamente cargada de futuro, y en mi modesta opinión conviene dedicarnos conscientemente al desarme, no a la acumulación de armamento. Pero por otra parte no hay poema que deje el mundo intacto.

Una de las peores cosas que pueden pasarle a uno es que una sola verdad le impida ver todas las demás. Luis Buñuel se muestra todavía más severo: “Daría mi vida por el hombre que busca la verdad y mataría al que cree haberla encontrado”.

Algunos poemas se escriben para gustar; otro necesitan ser escritos. Son dos clases distintas de poesía, legítimas las dos. Pero incomparables.

Cada poema logrado es una intimación a quitarse las orejeras, salirse del carril, desuncirse de la noria, pararse al borde de la autopista y respirar. Es una invitación a romper la férrea y ajena disciplina cotidiana en cuya irracionalidad nos hemos extraviado. Nos dice: asómate a esta ventana profunda; come este bocado de verdadera realidad.

Creo en una poesía que acompañe al ser humano; y esa es la poesía que yo necesito. Tal acompañar no excluye volver la vista atrás, explorar senderos laterales ni adelantarse unos kilómetros en anticipación de lo que vendrá: pero sí que me resultan ajenos los visionarios vuelos estratosféricos donde desaparece toda consideración por la fragilidad de la constitución terrenal de las criaturas.

Pégate a la piel de los acontecimientos; mezcla tu aliento con la múltiple respiración de los seres de este mundo. El riesgo de extraviarte en sus complejos laberintos, de perder la perspectiva más fértil, es real. Pero menos importante que el riesgo –infinitamente peor– de ahogar tus razones y tus emociones en una estratosfera sutil, despoblada de seres verdaderos, donde la inexistente resistencia alimentaría tus fantasías de poder y la imposibilidad de contraste condicionaría la vanidad de tu especulación.

A veces un instantáneo antípoda nos facilita la autodefinición. “Me sigue convenciendo bastante aquella frase en la que se decía que, realmente, cuando se ha perdido el poder, ya sólo nos queda la literatura, sólo nos queda la poesía como consuelo. En ese sentido la literatura es, necesariamente, melancólica” (Jon Juaristi). A una poesía consoladora y melancólica yo opongo otra desconsolada y rabiosa. (Que no me pidan el certificado de vacunación.)

En el último decenio del siglo XX, se diría que ver y decir lo visto (sin apartar la mirada, sin calzarse anteojos, sin renunciar voluntariamente a la sintaxis) es ya un acto de rebelión.

Entre la resignación a la impotencia y las fantasías de omnipotencia, un difícil espacio donde lo real dialoga con lo posible, mientras tú vas aprendiendo a orientarte.


***


 CIUDADANO POETA (RESPUESTA AL CUESTIONARIO

DE CÉSAR DE VICENTE HERNANDO) [fragmentos]

¿Qué opinas sobre los problemas de una poesía popular?

Diré las cosas algo brutalmente: hoy, en sociedades como la española actual, una poesía popular es imposible porque no hay pueblo. Ya no. No existe un vivir colectivo sostenido en una tradición continuamente recreada, no existen subculturas campesinas u obreras nítidamente diferenciadas de la cultura de la clase dominante. No existe un sujeto colectivo dotado de una cultura popular propia. Estamos en otra fase.


Jorge Riechmann. Una poesía de los vínculos. Antología de textos sobre poética. Edición y selección de Alberto García-Teresa. Ed. Lastura, 2025

lunes, 22 de septiembre de 2025

Jorge Riechmann. Una poesía de los vínculos. Antología de textos sobre poética (fragmento II)


  

 

De Poesía practicable. Apuntes sobre poesía, 1984-88 (Hiperión, 1990)

 

 

 

Poesía practicable [fragmentos]

 

1

Voluntad de una poesía practicable. (…)

 

3

La imaginación creadora, si no quiere degenerar en un fácil fantasear arbitrario, precisa de cauces: una orientación ganada en el contacto con la práctica. Creo que las derrotas (la experiencia de las derrotas, su rememoración, su análisis) le proporcionan el cauce más fértil.

Las derrotas disciplinan la imaginación.

 

4

Tras la derrota resulta imposible proseguir la lucha en frentes dilatados. La resistencia se concentra en focos, en vértices, en nudos de red. Por eso el poema, con su exigencia de precisión estructural y de intensidad emotiva, constituye –a mi modo de ver– una forma literaria no inadecuada a los combates que libramos tras la gran derrota proletaria en la primera mitad de nuestro siglo. Donde la novela practica –en el mejor de los casos– la guerra de frentes, el poema opta por la guerra de guerrillas. (…)

 

5

Vanidad, y real miseria, de toda supuesta omnisciencia del artista. Las experiencias humanas más universales de nuestra época son experiencias negativas: enajenación, mutilación, privación, dolor, fragmentación, heteronomía, carencia. ¿Cómo construir una síntesis cultural no fraudulenta con tales materiales? No es posible. Mucho mejor no sobrepasar la modestia de nuestras ruinas, nuestras piedras mal clasificadas y nuestros planos pergeñados a lápiz en papeles perecederos, que evadirse mediante el fingimiento de solemnes monumentos de cartón-piedra.

 

6

Luchar contra la instrumentalización del lenguaje es luchar contra la instrumentalización del ser humano.

Pero, por otra parte, para seres humanos apresados en vínculos de dominación la emancipación es trabajo y se precisan herramientas: hoces, cizallas, poemas.

Mi poesía –como tantas otras– equidista de la anticipación de una humanidad emancipada y de la necesidad de intentar –con toda la modestia del mundo– echar una mano a seres no emancipados en el combate por su posible humanidad.

 

7

Rehúso el término feísmo (lo ha empleado algún crítico) como marbete para caracterizar mi práctica poética. Si hace falta un marbete, prefiero hablar de una poesía del desconsuelo. La apuesta es temeraria, porque en el arte hay algo que intrínsecamente apunta hacia la reconciliación (el mal repugna, pero de las flores del mal obtenemos goce estético). Dar forma “artísticamente” a un personaje, por ejemplo, significa casi sin excepción desplegar una individualidad rica y múltiple: una totalidad humana. El arte tiende a la individualización –y con ello a la humanización de procesos de distinto tipo (también los inhumanos). Recurriendo a la individualización (la presentación de una figura con muchas facetas individuales, una sensibilidad despierta y diferenciada, múltiples posibilidades de acción) se logra que una y la misma obra de arte pueda ofrecer consuelo a muchos seres humanos de distinta disposición anímica y condición social. La experiencia estética reconcilia con un mundo de donde está ausente la belleza.

Una poesía que conscientemente se proponga la ruptura de la ilusión estética, con objeto de movilizar energías emocionales e intelectuales hacia otros ámbitos de la práctica humana (“cambia el mundo, lo necesita”), tiene que negarse a ofrecer reconciliación. Un poema así no tematiza la fealdad, sino que grita desde el desconsuelo. Duelo por el actual estado de cosas sin resignación al actual estado de cosas: cambia el mundo, lo necesita. (…)

 

28

El poema interesa poco como documento de la subjetividad de su autor (¡qué función tan angosta!). El poema interesa como conjetura acerca del mundo (con más precisión: como metáfora que apunta hacia el mundo, mundo que desde luego incluye la subjetividad del poeta, y sabido es que los círculos hermenéuticos no son viciosos sino virtuosos), como posición de realidad y como propuesta de comunicación. Y a veces de estas tres maneras a la vez. (…)

Creo que poco a poco voy aprendiendo a escribir lírica: dejo de hablar de mí. (…)


LA BELLEZA TRANSITIVA [fragmentos]

 

El poeta confía más en la inteligencia de la metáfora que en los remordimientos del silogismo. (…)

Me gustan los poemas capaces de cortar en seco un movimiento de huida. Los poemas que no vacilan en poner una zancadilla estética. (…)

Las palabras, en poesía, se acoplan sin alcahuetes.

En poesía nada más pernicioso que la impaciencia. Una palabra tarda a veces un mes en acudir a la cita. Y la comunicación ora es instantánea, ora se realiza paulatinamente durante décadas: sin que ese ritmo pueda violentarse impunemente.

El poeta puede ocasionalmente ser espía de sí mismo, pero nunca confidente de la policía del espíritu. (…)

Sugerir más que explicar. No por acatamiento de ninguna “poética del enigma”, sino porque la rapidez de la comunicación desvela calidades específicas en lo comunicado.

Los versos no se hacen con ideas, ni se hacen con sentimientos: se hacen con palabras. (Lo sabemos por lo menos desde Mallarmé). La poesía no es una cuestión de contenidos sino una cuestión de formas: de buenas formas. De saber guardar las formas.

La poesía –sobre todo en los tiempos malos para la lírica– es cosa de estar en buena forma.

“En el poema cada palabra es un nombre propio”. Doctrina poética probada y acreditada por los nombres propios de muchos grandes maestros. En el poema, cada palabra pesa con la gravedad de lo insustituible. En el poema se incrementa la densidad semántica de cada palabra hasta dislocar los principios establecidos en los manuales de mecánica del lenguaje.

La mejor poesía me quita la cama de debajo del cuerpo y el suelo de debajo de los pies.

Nota a pie de página para cada poema: “y mientras se escribía esto, muchos eran torturados. Y mientras se escribía esto, muchos carecían de amor. Y mientras se escribía esto, muchos morían de hambre”. (…)

Cuando escribo poesía, más que pensar en las decenas de personas que la leen, pienso en los millones que no la leen. Sería de una presunción insoportable decir que escribo para estos últimos: pero desde luego me importan más que los primeros. Sólo me interesa la belleza transitiva.

 

TELEGRAMAS 1 [fragmentos]

 

Parar un golpe y devolver otro: la escritura.

Escribo para transformarme y para transformar. Un libro que no altera nada no es inocente sino falso. No desconfío de meteoros zurdos. (…)

Escribo porque este modo de vida y la actual constitución del mundo me resultan insoportables y porque no son ni el único modo de vida ni la única constitución del mundo posibles. (…)

Un buen poema no es una fotografía sino una fuente de luz.

 

 

*

 

TALLER DE MI VIDA ENTRE LOS MUERTOS [fragmentos]

 

Intentar no seguir hablando el lenguaje del poder aun a costa de que se nos desgarre la boca en el empeño. (...)

Que el artista sea voz de su pueblo es bueno. Que cada componente del pueblo tenga voz propia es mejor. (...)

La maestría artística es un proceso de conquista de las propias limitaciones (artísticas, personales, sociales).

Trampa de lo barroco: en arte, la acumulación de excelencias produce hastío y por consiguiente malogro. Una sarta de metáforas brillantes satura pronto la capacidad receptiva del lector, y probablemente es menos eficaz que una sola metáfora brillante: la cantidad se transforma en mala cualidad. La sencillez no es un valor estético en sí, pero permite perfilar con limpieza otros valores. (…)

Escribir para que aquello sobre lo que escribimos se vuelva mentira. (...)

Los libros son herramientas para transformarnos. Transformándonos transformamos el mundo. Transformando el mundo nos transformamos.


Jorge Riechmann. Una poesía de los vínculos. Antología de textos sobre poética. Edición y selección de Alberto García-Teresa. Ed. Lastura, 2025

domingo, 21 de septiembre de 2025

Jorge Riechmann. Una poesía de los vínculos. Antología de textos sobre poética (Fragmento I)

 


De Cuaderno de Berlín (Hiperión, 1989)

 

 

 

CONSEJOS PARA EXTRANJEROS

 

En la ciudad donde no puedas

decir la verdad,

decirla.

En la ciudad donde puedas

decir la verdad, trabajar

para convertirla en mentira.

 

 

*

 

RIESGOS DEL ESTETICISMO

 

El cadáver no mostraba

señales de lucha.

Se le halló sin objetos personales

que pudieran facilitar su identificación.

Nada más que otro ahogado

en el proceloso piélago de la Belleza.

 

 

*

 

NO CEJAR

 

Literatura popular

sin pueblo

 

poesía revolucionaria

sin revoluciones

 

arte para las masas

que se dan la espalda a sí mismas

y a sus voluntariosos artistas cejijuntos

 

no cejar, no cejar. Al fin y al cabo

también decimos “ser humano” sabiendo

que el adjetivo es tan sólo

un latigazo rabioso de utopía.

 

 

*

 

DIALÉCTICA DEL POEMA

 

El poeta queda por detrás de su poesía.

 

Para cubrir el hueco

proponemos hipótesis:

voz colectiva, don divino, inconsciente.

 

Pero dar forma a un verso

es darse forma a sí mismo.

 

La poesía no es mejor que el poeta que la escribe.

 

 

*

 

JUSTIFICACIÓN DE LA POESÍA

 

La poesía es injustificable.

La tensión de las sílabas no es ni con mucho tan alta

como la de las zumbantes torres eléctricas hincadas en el lomo de la tierra.

La energía represada en los versos resulta ridícula

en comparación con la embalsada por la presa.

La canción y el cirujano prestan ayuda a la vida

–¿quién preferiría la de la canción?

La poesía tiene manos de nieve,

tiene manos de cebolla, tiene manos de arena.

Su respuesta al último para qué

es un silencio

ensimismado de angustia y de esperanza.

 

La respuesta del ser humano

al último para qué

es también un silencio

ensimismado de angustia y de esperanza.

El ser humano es injustificable.



Jorge Riechmann. Una poesía de los vínculos. Antología de textos sobre poética. Edición y selección de Alberto García-Teresa. Ed. Lastura, 2025

sábado, 20 de septiembre de 2025

2 poema de ANA DE ACRACIA de FANTASÍA POESÍA











 

Si te interesa esta publicación puedes contactar con la autora en:  anadeacracia@gmail.com

viernes, 19 de septiembre de 2025

3 poemas de ANA DEACRACIA de ME SABE A LIMÓN







 



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